El domingo 9 de marzo último, mi hija Delfina logró clasificarse para participar del Campeonato Mundial de Cadet que se llevará a cabo en la localidad de Medemblik, Holanda, y conformará el equipo que representará a la República Argentina. Independientemente de la alegría familiar que esto ha causado, así como la de amigos y conocidos, siempre queda un resquicio para hacer un detenido análisis de lo ocurrido, tratar de hallar sus causas y prever sus consecuencias. En esta ocasión, creo no equivocarme al decir que el logro de Delfina no ha sido casual ni producto del azar, sino que tiene un claro antecedente: la creación de la Escuelita de Náutica del CGLNM hace ya más de un lustro. La creación de la escuelita por parte de sus mentores, generó un espacio desaprovechado hasta ese momento y le dio sentido a una actividad que rápidamente “prendió” en los chicos. Mis dos hijas rápidamente se incorporaron al grupo en el año 2003 y se vieron beneficiadas por la excelente plantilla de instructores que la escuelita había sabido congregar. No fue ninguna casualidad que todos los esfuerzos llevados a cabo, dieran sus frutos ese mismo año cuando el CGLNM participara en su primer regata de Escuelitas organizada por el Club de Veleros San Isidro (Copa Beto Moya), y obtuviera el primer puesto.
Ya se notaba que nuestra escuelita era una realidad. Los años posteriores mostrarían a muchos chicos del Centro en posiciones destacadas en casi todas las regatas de Optimist. El nivel de excelencia era ampliamente reconocido por muchos clubes náuticos que nos llevaban MUCHISIMOS AÑOS de ventaja en esta actividad infantil. Pero había un plus, un "algo más" que nos diferenciaba del resto. En este contexto, mis dos hijas Guillermina y Delfina, fueron beneficiarias privilegiadas del esfuerzo y dedicación de todos los que formaron parte de la escuelita. Las cosas de la vida hicieron que mi hija mayor, Guillermina, dejara la actividad recientemente e incursionara otros caminos. En Delfina aún sigue vivo ese amor por la náutica que supieron inculcarle en nuestro ámbito, aunque lamentablemente ahora desarrolle la actividad en otro club. No obstante todo ello, nobleza obliga, me resulta imperioso reconocer y asimismo difundir que el reciente logro de Delfina no fue casual, sino que ha sido el resultado de muchos esfuerzos de diferentes personas que tuvieron una visión y decidieron llevarla a cabo a pesar de todas las dificultades. Hoy parecería que la realidad de la Escuelita de Náutica del CGLNM transita por otras realidades. A pesar de ello, hago votos para que se superen todos los obstáculos y se retome la fuerza de antaño bajo la misma consigna: generar e inspirar en los chicos el amor por la actividad de la navegación a vela, así como inculcarles el honor y los valores de los hombres de mar, que no son otros que los que a nosotros mismos nos enseñaron en el Liceo Naval Militar “Almirante Brown”.
El resto, los logros en las competencias deportivas, puede considerarse anecdótico...
Un fuerte abrazo y muchas gracias por la creación de este espacio de opinión.